domingo, 25 de febrero de 2018

EL PATITO RESFRIADO


EL PATITO RESFRIADO
FRANCISCA MARTÍNEZ MERINOS
EDICIONES SIGUSA



En principio, no suelo escribir para niños, pero muchos de los amigos que tengo sí. Ellos tienen un don especial, porque escribir para niños de alguna manera supone regresar a la infancia y hacerse niño con los niños. Y esto, repito, es un don. Francisca Martínez Merinos, la autora de este simpático cuentecito, El Patito Resfriado, pertenece a este grupo de escritores privilegiados.  

Paquita, como la llamamos los amigos, es madre, pero también posee una larga carrera en la docencia como educadora infantil. Maestra de niños de cero a ocho años, su experiencia directa con la infancia la ha llevado a escribir unos deliciosos cuentos infantiles y algún que otro poema para niños —también lo hace para adultos—. Esta vez, como mujer enamorada de su profesión y de los peques, nos regala este Patito Resfriado.

Mamá pata y el patito pequeñito se bañaban todos los días en el río.

Así es como comienza el cuento, con ritmo, con un sabor de melodía que ya no perderá, al que en las sucesivas páginas que lo componen se irán sumando las bellas ilustraciones de Juan Pedro Estebán Nicolás. La pequeña historia, alegórica, como suelen ser las que se nos relatan en los cuentos, con un trasfondo de ternura filial-maternal, se irá tejiendo poco a poco, tendrá su nudo y, por supuesto, un desenlace feliz.

No debo desvelar la trama del cuentecito, sino únicamente correr la cortina para mostrarlo. Diré por eso que esta fábula cumple con la función de entretener, eso es obvio; pero también señalaré su indudable valor didáctico, por lo que resulta muy interesante trabajar su contenido en la escuela tal y como hace Paquita. Con el libro se trabajan fundamentalmente las emociones: el miedo, la simpatía y la empatía, la amistad y, por descontado, el amor. Es de resaltar cómo se le ofrece ayuda a un patito desvalido; cómo la sabia rana le cura el resfriado con unas infusiones de hierbas y cómo sus amiguitos le brindan ayuda para superar sus miedos, todo ello supervisado por la amorosa mirada de mamá pata. De esta forma a los pequeños se les enseña a prestar ayuda al débil, a ese que en un momento cae y hay que levantar con el esfuerzo y el cariño de todos.

Y esto dicho, no es poco el sentido lúdico de El Patito Resfriado, la gracia y el donaire con que se invita a los niños a crecer como personas jugando, a madurar y sentir con los demás, a contar, escuchar, leer, cantar o jugar. Se sea niño o adulto no es otra sino esta la gran lección a aprender.

Cuando asistí a la presentación del libro en Fuente Álamo (Murcia), cuya biblioteca —lugar donde se celebró el acto— estaba atestada de niños, tuve la grata sorpresa de ver cómo unos peques salieron de entre el público y comenzaron a cantar una canción. Era la Canción de la Amistad cuya letra es de la autora y su partitura de José Manuel Azorín Delegido. Supone una actividad más entre las que nos propone Paquita como apoyo a la lectura en ficha aparte.

Solo me queda decir, ¡adelante!



                                   Todos los derechos reservados.
                                   Jesús Cánovas Martínez©
                                   Ad astra per aspera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario