REPORTAJE GRÁFICO Y PRESENTACIÓN DE “LA GRANJA DE LAURITA” Y “LA
CHARCA DE LA GRANJA DE LAURITA”
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La autora con sus nietas Laurita y Patri |
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La autora con el servidor |
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Una panotámica. Primera fila, de izqu. a dech: Madaleni Campuzano, Amelia Alberola, Mª Luisa Gil, Diana Escribano, Paco giménez Gracia y Mati Morata. Segunda fila:Rocío Campuzano, Miguelito, Patri, Asunción Campuzano, Laura Campuzano, Laurita y Antonio Moreno. Tercera fila: Mª José Martínez, Rita y Alfonso. Cuarta fila: Antonio Campuzano, Rafael Carles, Mª Piedad Ayala, Mª José Escudero y Azucena. |
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Magdaleni leyendo |
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Laura leyendo |
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Patri leyendo |
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Momento de los aplausos. Josefa al lado de Mati. Al fondo:aplaudiendo, María. Detrás: José Manuel Vidal y Francisco Martínez Hidalgo. |
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Tres guapas ilustradoras: Magdalena, Diana Escribano y Amelia Alberola |
Los pasados 29 de mayo y 2 de junio del presente se llevaron a cabo
sendas presentaciones en las librerías EXPO-LIBRO de Murcia y la MONTAÑA MÁGICA
de Cartagena de “LA GRANJA DE LAURITA” y “LA CHARCA DE LA GRANJA DE LAURITA”
(poemarios para niños), Murcia, Diego Marín editor, 2017, de Mª MAGDALENA
CÁNOVAS MARTÍNEZ, e ilustrados, respectivamente, por la misma autora, el
primero; el segundo, por AMELIA ALBEROLA PLANELLES, a quien corresponde también
la ilustración de la portada.
Hay
actos que dejan buen sabor de boca, sea por la asistencia de público, sea por el agradable clima que los envuelve o
sea por la repuesta y participación de la concurrencia. Este fue el caso de
ambas presentaciones en las que tuve el honor de oficiar de maestro de
ceremonias.
En
esos dos espacios sagrados de las mencionadas librerías, en grata compañía por
los numerosos libros, se acercaron familiares, amigos, pero, sobre todo niños,
que dieron a los actos un valor inestimable. Asimismo se leyeron poemas y hubo
gran participación en el turno de preguntas. Por razones obvias no puedo
reproducir aquí la totalidad de los poemas leídos ni la riqueza de los cambios
de impresiones que hubo.
Y,
dicho esto, traigo aquí algo de lo que dije conjuntamente a algunos poemas de
los libros:
Diré de mi hermana que siempre me ha sorprendido su enorme
vitalidad, la capacidad para hacer cosas, llevar varios frentes abiertos y
concluir con éxito cualquier empresa acometida. La plasmación de estos dos
libros en uno supone la coronación de uno de sus empeños.
De su carácter resaltaré su inteligencia, la capacidad de hacer
amigos y su bondad, quizá por contraste con el servidor.
Los hermanos o hermanas mayores son referencia para los que vamos
detrás, así ha sido en mi caso, y me siento agradecido por ello. Referente al
primer rasgo de su carácter que quiero señalar, recuerdo a mi hermana con una
inteligencia despierta y brillante, tanto, y valga la anécdota, que con un
simple repaso de los apuntes la noche anterior a un examen era capaz, al día siguiente,
de sacar un diez; y no sólo un diez en la eventualidad de un examen, sino una
colección de dieces en todos los exámenes, tal y como mostraban sus boletines
de calificaciones; el servidor, tras arduos esfuerzos y tardes y tardes de
estudio, lograba a lo sumo algún notable.
Esa capacidad intelectual ha ido pareja a la
inquietud por las manifestaciones artísticas. Desde siempre ha dibujado muy
bien y pintado con una seguridad en el trazo y un sentido del cromatismo
especial, vivo, como muestran algunos de los dibujos del libro debidos a su mano.
Dicha facilidad
de creación también la traslado a los trabajos artesanos, muestra de los cuales
son las piedras pintadas a mano con que ahora nos obsequia, muñequitos, belenes
o diversas composiciones de distinta índole. Estos productos los suele regalar,
aunque yo le digo, y le insisto, que en verano debería poner una manta para
venderlos, pero no me hace caso. También resalto su facilidad para la
composición literaria —narrativa o poesía—; en el caso que nos ocupa, los
versos que vienen a plasmarse en estos dos libros que presentamos, y en otros
que guardan los cajones de su casa e irán saliendo a la luz. El servidor en
cuanto a capacidades pictóricas y artesanas es nulo, y, en lo que se refiere a
manifestaciones literarias, a duras penas, con trabajo y tesón, ha sacado
algunas publicaciones a flote.
Y resaltaré lo buena gente que es Magdalena,
la facilidad que tiene para sentir empatía o epatar con los demás, hasta el
punto de que no hay ambiente al que vaya en el que no haga amigos. A Magdalena
le gusta la gente, comunicar con todo el mundo, ayudar, estar ahí, se desvive
por lo demás, y esto redunda en una cosecha de amigos que la acompañan y
cuentan con ella; así Magdalena es persona que se hace imprescindible en las
fiestas, y sin ella, como diríamos, el cotarro no se anima, le faltaría algo a
los saraos, la chispa. El contraste con el servidor en este punto es mayor que en los
anteriores, y si el servidor se jacta de tener algún amigo, estos son pocos, y
cierto es que cuando pasea por los eriales de su vida y da ciertas patadas a
las piedras que encuentra, lo que suele salir de debajo son varios escorpiones
y alguna tarántula. Pero lo contrario sucede con Magdalena: la vida le da
flores de amistad.
A pesar de estas diferencias caracteriológicas tengo que decir que
los hermanos nos llevamos bien, y diría que muy bien, a pesar incluso de que mi
hermana me hace notar algunas veces la mala sombra que tengo, aunque añado inmediatamente
que siempre es con discreción, tacto y buen tino.
Mª Magdalena es Acuario, yo Escorpión; para aquel que tenga algún
conocimiento de Astrología sabrá que son dos signos en cuadratura y, por lo
tanto, casan regular. Aun así nos queremos. Por mi parte tengo que decir, y
para terminar de confesarlo todo, que gran parte de mi cariño hacia ella se
debe a que de pequeño logré sobrevivir a sus cuidados, y admirablemente salí
vivo las veces que estampó el carricoche por las ramblas de Zurgena, localidad
del Almanzora, donde el servidor, ignorando el peligro, iba contento. Y dicho
esto, tengo que repetirlo, como hermana mayor ha constituido una referencia
para mí, me he sentido siempre querido y cuidado por ella, incluso de mayor y
ya barbado; a esto añado mi gran admiración por las dotes que ella tiene y yo
no tengo, de las que he nombrado quizá demasiado pocas. Para otra ocasión dejo
su perspicacia y su sentido de la ironía.
Los vientos de la vida para Magdalena demasiadas veces han soplado
fuertes y de cara, aun así ha tenido el coraje suficiente para enfrentarlos y
no dejarse abatir por ellos. Puedo decir con conocimiento de causa que mi
hermana es una luchadora nata. A pesar de muchos pesares y situaciones
difíciles, en los que no me voy a detener, hoy en día, conseguidas con gran
tesón, posee dos licenciaturas. Una en Filosofía Pura por la UNED; otra, por el
ITM OFM (Instituto teológico de Murcia Orden de Frailes Menores) Facultad de
Teología de la Universidad Pontificia Antonianum de Roma. Asimismo posee un
Máster en Teología por la Universidad de Murcia. Ha sido profesora de Filosofía
hasta el 2015, y actualmente es profesora asistente en el Instituto Teológico
de Murcia OFM. Las disciplinas filosóficas
que le han cautivado y en las que, consiguientemente, se ha especializado, han
sido Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia.
En razón de esta inquietud, tutelada por el profesor Wenceslao J.
González, profesor de Filosofía de la ciencia y Metodología en la Universidad
de Murcia, y actualmente Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia
en la Universidad de La Coruña, ha publicado una serie de
recensiones de libros, de las cuales destacaré:
“W. J. (ed), Acción e Historia. El objeto de
la Historia y la Teoría de la Acción”, Publicaciones Universidad de La Coruña,
(1996), que aparece en la Diálogo Filosófico nº 40. Revista de Filosofía,
Madrid, pp. 99-102, (enero-abril 1998)
“W. José. González: Racionalidad, historicidad
y predicción en Herbert A. Simon,” en Energeia. Revista Internacional de
Filosofía y Epistemología de las Ciencias Económicas (Argentina), v. 3, n. 1-2,
(2004), pp 212-218.
“Las Ciencias de la Complejidad: Vertiente
dinámica de las Ciencias de Diseño y sobriedad de factores,” en
Boletín de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en
España, v. 58, (diciembre de 2013), pp. 26-27.
Reseña esta última que repite en CARTHAGINESIA, Revista de Estudios e Investigación, Instituto Teológico de Murcia OFM.
ISSN: 021-4381, Carthaginesia XXX Nº 57, pp. 266-268. (2014)
En 2015 publica en la editorial Tres
Fronteras, (colección cuentos en la nube), Consejería de Educación, Cultura y Universidades
de Murcia, “La Charca De La Granja de Laurita”, su primer poemario infantil.
En 2017, baja este libro de la nube y
lo publica junto a “La Granja de Laurita”, edición magníficamente auspiciada
por Diego Marín, librero y editor. De este última publicación, pues, es del que
a continuación diré algo, siquiera unas pinceladas.
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Añadir leyenda |
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Mati Morata en plena lectura |
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La autora con José Manuel Vidal. |
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Laurita leyendo |
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Conchita García-Bayonas Blánquez leyendo. La niña que está esquinada es Claudia. |
Antes, sin embargo, he de decir que el mundo infantil no le ha
sido ajeno, ni lo es, a Magdalena. Hermana mayor de dos energúmenos; mi hermano
José, el menor, hiperactivo y travieso, y el servidor, el de en medio, de
nervio paralizado —antítesis y juego de contrarios—, pronto, a los quince años,
y hasta los veinte, tuvo que dar clase en un colegio de párvulos. Y, a los
veinte, al casarse con Antonio Campuzano, a quien dedica uno de estos libros
—supongo que nos explicará las razones que le han llevado a ello—, se
sucedieron los hijos en número de cuatro: Mada, Rocío, Lauri y Antonio, mi
ahijado, conocido como El Crío. Y no
quedó ahí la cosa, porque vinieron los nietos: Laurita, Patri, Miguelico y Rociíto,
hasta el momento. Magdalena, aplicada a la docencia, ha recorrido hasta hace
bien poco numerosos institutos de la Región de Murcia dando clases de Filosofía
a adolescentes como los de ahora, un tanto aniñados, por decir algo benévolo.
He de decir también otra cosa: estos libros, La granja de
Laurita y La charca de la granja, son los dos primeros de una
trilogía, pues en una futura entrega se les añadirá Las fábulas de la granja
de Laurita. Después ya veremos, sé que hay por ahí otros escritos que piden
ser publicados.
Lo primero que llama la atención es que la Granja es de Laurita.
¿Quién es Laurita, podemos preguntar? Laurita es una preciosa niña de ojos
verdes que, siendo muy inteligente y muy espigada, tiene por particularidad un
inmenso amor a la naturaleza; por eso mismo, Laurita, primera nieta de
Magdalena, es el paradigma de todo niño que siente ese mismo amor. Así, son ecológicos
los poemas que componen estos libros, inmensos como la misma naturaleza,
sencillos a la vez que profundos porque hablan al corazón. El primero de ellos
dice:
La
Granja
En el fondo del fértil valle,
y muy bonita,
se encontraba la granja
de Laurita.
Dos hileras de cipreses
rozando el cielo,
señalaban el camino
con mucho celo.
Al final de la hilera,
una casita,
rodeada de moreras
y margaritas.
Tres grandiosas higueras
a su derecha,
y una esbelta palmera
a la izquierda.
Enfrente del porche,
un paraíso
meciendo sus ramas
llenas de nidos.
Hablan al corazón de todo niño, y de todo adulto que sigue siendo
un niño. Porque se es un niño a los ocho, diez o doce años, pero lo cierto es
que la edad no es condición privativa para mantenerse en dicho estado. La
ternura que habita a Platero, por ejemplo, la peluda y grandota mascota que
inmortalizó Juan Ramón Jiménez, llega tanto al niño como al adulto. Y el adulto
llora con el niño y se enternece, y esto es porque el niño vive en el adulto, y
juega, y sonríe, y descubre el mundo como el niño que nunca ha dejado de ser.
Por esto mismo, escribir para niños, y añadiría, saber escribir
para niños, como es el caso de Magdalena, es
un don. Porque cuando se escribe para ellos, aquel que escribe, o aquel que lee
estos escritos, se vuelve niño también, y al recuperar ese niño interior —que
no es otro sino el padre del adulto—, se recupera con él la inocencia y la
belleza del mundo, lo prístino y radiante. Nada es imposible entonces —sea que
los animales hablen o que entre ellos mantengan relaciones de afecto—, porque
el mundo del niño, en principio, al no conocer límites, es infinito. Para él, para
el niño, no existen límites que constriñan la vida, y su imaginación puede
volar y conformar la maravilla donde todo es nuevo y, por descontado,
verdadero.
Tengo que confesar que, al leer estos libros, tanto La Granja
como La Charca de Laurita, me he vuelto niño durante unos instantes y he
experimentado cómo entraba en mis pulmones ese hálito de ternura e inocencia
que portan sus poemas. Y auguro a todo el que se interne por ellos la misma
experiencia.
La Granja, como posteriormente la Charca, muestran
universos dinámicos. Conforme nos vamos adentrando por sus vericuetos, vamos
viendo cómo la vida se agita y cómo múltiples animalitos —grandes o pequeños—
despliegan su sencilla belleza. Poco a poco se nos descubren fascinantes
hábitats, dos ecosistemas vivos donde nada ni nadie es prescindible.
Los animalitos hablan entre sí, y nos hablan, y entre ellos se
establecen complejas relaciones de emoción y afecto. Viven en feliz armonía, y
cada cual cumple con la función a la que la naturaleza lo ha predestinado. De
esta forma, tan natural como sencilla, sus humildes vidas nos acercarán la
ternura; esa ternura, universal y básica, que habita, repito, el corazón de
todo niño.
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La autora con Diana Escribano. |
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La autora con Amelia Alberola. |
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La autora con Rita y Alfonso. |
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La autora con Mª Luisa Gil. |
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La autora con Conchita García- Bayonas y Pepe Ortiz. |
La autora nos presenta un mundo cercano donde el amor, esa ternura,
estalla en gozo; debido a lo cual, los animalitos, grandes de la Granja o
pequeños de la Charca, son presentados con suma gracilidad. Es curioso constatar
cómo la mayoría de ellos tienen un nombre —y diría que algunos llevan nombres
muy familiares— que los identifica y define. En La Granja encontraremos los
perros Sombra y Duque.
Sombra,
el perro vagabundo.
Es un perrito pequeño,
de color sombra claro
que apareció en la granja
un buen día de verano.
Se fue al abrevadero,
se comió lo de los gatos
y luego, con mucho esmero,
corrió tras de los patos.
Cuando estuvo muy cansado
después de corretear,
a la sombra del olivo
se tumbó a descansar.
Cuando me vio el perrito,
corrió hacia mí veloz,
haciendo mil piruetas
y saltando a mi alrededor.
Encontraremos a las gatitas Mamá Luna y Brigitte, y a los gatos Pegote y Tontón. Y,
junto a ellos, el gallo Perico que A las seis de la mañana/corre
presto a cantar/y a dar los buenos días/a todito el personal. Las gallinas Paulina y Valentina, sin embargo, preferirán
el cacareo, pues Juntas van a cacarear/y a contarse las intrigas/que se dan
en el corral.
El pollito Miguelito y la cabrita Blanquita, díscola y coqueta, por
el contrario, prefieren la aventura. Juegos más caseros son los del cerdito Sebastián,
y para amores imposibles los de la vaca Maravillas, hermana de la serena
Violante, que anda, tonta y locuela, enamorada del borrico Carabante.
La
vaca Maravillas
Es hermana de Violante,
es una vaca muy rara,
porque está enamorada
del borrico Carabante.
Como un alma en pena,
va recorriendo el prado,
buscando a su enamorado
que se esconde tras la avena.
Cuando ve a su amado
muge y muge, incesante,
y el borrico espantado
sale corriendo al instante.
Abanica sus pestañas,
mueve con gracia la cola,
emplea todas sus mañas
pero se queda muy sola.
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Rocío aleccionando a sus retoños, Miguelito y Roccíto, antes de la presentación bajo la severa mirada de Rafael Carles. |
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La autora junto a Mati y las niñas Laurita y Patri. |
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La autora flanqueada por Rafa y Antonio Campuzano, su esposo. |
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El servidor felicitando a la autora. |
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Mª José, la novia del servidor, intentando abrazar a la autora. |
A mi modo de ver, un ecosistema más vivo que el de La Granja,
quizá por lo menudo, es el de La Charca. La circundan juncos y cañas,
nogales, robles viejos, y más allá una pradera llena de flores, y de la
multiplicidad de animalitos de diferentes especies que la habitan, la autora,
con diestro toque, perfila sus personalidades... Tula, se llama la
tortuga mora; la lombriz, Encarnita; la rana, Mariana, y el más
pequeño de sus hermanos, el renacuajo Miguel. Bienvenido es el
gorrión, y el grillo tiene por nombre Paquito, aunque lo llaman Pepito.
Tula,
la tortuga mora.
La tortuga mora Tula
lleva su casita a cuestas,
le gustan mucho las flores,
se las toma de merienda.
Tula tiene un amiguito
con casita como ella,
es el caracol Juanito,
con él juega a las carreras.
Juanito es pequeñito,
y cuando se oculta el sol,
sacando sus cuernecillos
la mira con mucho amor.
Tula le dice a Juanito:
“sube a mi caparazón,
hace un día muy bonito
y correremos un montón”.
Aunque en La Charca vive Pedrito, un mosquito/pequeñito
y cabezón, o una mantis religiosa que se arrodilla y te abraza, o
está Tecla, la araña de jardín que tejía y tejía/encajes de hilo
fino/a los que el suave rocío/lentejuelas añadía, propiamente no hay riñas
entre ellos, no hay disputas, pues cada cual cumple con la función a la que la
naturaleza lo ha predestinado, y despliega la belleza que le es propia: El
cisne, su majestad y esplendor; las fochas, su humildad menuda; los
patos, su celeste vuelo en punta de flecha. Todos ellos mantendrán complejas
relaciones de amistad y armonía. Aun así, en la Charca también cabrá la
sorpresa: En el humedal oscuro,/de pronto surge/una nube de estrellas/entre
los juncos, dice la autora de Las
luciérnagas, poema que a mí me gusta especialmente:
Las Luciérnagas.
Por la noche la charca
cobraba vida,
con el croar de las ranas
y las ardillas.
En el humedal oscuro,
de pronto surge
una nube de estrellas
entre los juncos.
Al son de la música
bailan con ritmo,
son las luciérnagas
que han salido.
La procesión mágica
revolotea
entre los robles viejos
de la ladera.
Se hace el silencio,
todos suspiran,
alzan la vista al cielo
embelesados.
Nuevamente la noche
se ha iluminado.
Pero la máxima sorpresa acontecerá cuando el gusanito Tito,
tras hacerse un trajecito en una ramita, renazca en forma de mariposa:
“¿Dónde está nuestro amiguito?”,
preguntó a la mariposa.
Ella contestó airosa:
“Soy yo, Tito, el gusanito.”
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En la Montaña Mágica de Cartagena |
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Panorámica: Primera fila, Ana en medio de Miguelico y Mada. De pie El Crio, Manolo Estevez, Miguel Campoy y Antonio Campuzano. |
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Vicente Velasco Montoya, oficiando. |
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La autora con Mª Ángeles Salgado. |
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La Patri. |
Son fascinantes mundos, ecosistemas vivos. Su pequeña dueña,
Laurita, irá aprendiendo de ellos, irá queriéndolos, y de esta forma se
cumplirá la intención de la autora al escribir los libros: “Se trata de que los
niños, a la vez que conocen los animales y su actividad en la naturaleza,
aprendan a relacionarse con el medio ambiente, no sólo desde la perspectiva del
hombre frente al medio, sino desde el punto de vista de la pertenencia de la
pertenencia a un ecosistema donde todos estamos relacionados y tenemos una
actuación propia.”
Dicho esto añade la autora:
“Este respeto por los animales y su medio se hace desde la
sensibilidad de la poesía que nos acerca al maravilloso medio natural que nos
rodea, muchas veces ignorado y otras tantas infravalorado.”
Al disfrute que encontraremos en la lectura de La Granja y La
Charca de Laurita, se añade y superpone su gran valor didáctico, hasta el
punto de que dicho valor convierte a los libros en sumamente idóneos para
trabajar con ellos en la escuela y, de esta forma, despertar o acrecentar en el
alma infantil el conocimiento y amor por la naturaleza.
Cada poema tiene su correspondiente ilustración, llena de colorido
y expresividad. Estas ilustraciones se deben al trabajo al alimón, tanto de la
autora, Magdalena Cánovas, como de Amelia Alberola que ilustran,
respectivamente, La Granja y La Charca. Queda aumentada
así, con tan bellas ilustraciones de enorme fuerza visual, la emoción de los
poemas.
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Se me cuelan otra vez las tres guapas ilustradoras: Mada, Diana y Amelia. |
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Portada del libro causante de este reportaje. |
Algunas de las preguntas que incitaron al diálogo fueron las
siguientes:
1. ¿Cómo es que una experta
en Lógica y Epistemología escribe libros de poemas para niños? Y, al hilo, ¿cómo
una profesora de Matemáticas, caso de Amelia Alberola, a la vez es una
diseñadora gráfica? Quedo sorprendido, ¿qué tipo de rebelión o bipolaridad es
ésta?
2. Ante este mundo de
racionalidad tan técnica, donde parece que sólo se valora los intereses que
atañen a la razón instrumental, como así parece que se deduce de los planes de
enseñanza maquinados por los políticos, ¿tenemos la batalla perdida los que aún
pensamos que otro mundo es posible?
3. ¿Por qué le has inferido a
los libros ese valor ecológico como fundamental? ¿Tan maltratada por nosotros
está hoy la naturaleza que necesitamos rescatarla de nuestros desmanes con
urgencia?
4. ¿Qué es un niño?, ¿cómo te
acercas a ellos? Veo que junto a la dedicatoria a Laurita, también hay otra a
tu marido Antonio Campuzano, lo que me lleva a preguntarte: ¿confirma tal
eventualidad que los adultos seguimos siendo niños o me he equivocado en dicha
apreciación?
5. Hablando de niños, ¿cómo
esos menudos lectores han recibido el libro?
La presentación
corrió a cargo de Jesús Cánovas Martínez,
hermano de Mª Magdalena.
Ad astra per aspera