domingo, 3 de junio de 2018

PRESENTACIÓN DE AIRES DEL SUR (TERCERA TANDA)

PRESENTACIÓN DE AIRES DEL SUR (TERCERA TANDA)
EXPO-LIBRO, 1 DE JUNIO 2018, 7,30 DE LA TARDE.

A CARGO DE MARÍA MAGDALENA CÁNOVAS MARTÍNEZ



Muy buenas tardes queridos amigos. Amigos porque ya nos conocemos algún tiempo, sobre todo en las presentaciones de las dos tandas anteriores de la serie Aires del Sur. Y queridos porque son ustedes incansables reincidentes y esto tiene un nombre: “amistad y querencia hacia el autor”



No voy a repetir las bondades de la escritura de Jesús Cánovas, mi querido hermano. Todos ustedes, los que lo han leído y repiten las conocen: su cruda  ironía caustica. La buena y sana ironía del que se ríe de sí mismo, de las circunstancias,  de la vida misma, de lo humano, aunque no ciertamente de lo divino. La ironía tremenda que hace escarnio de las debilidades de nuestra especie.   Sobre todo en esta tercera tanda de Aires del sur, donde la ironía se hace sutil, se vuelca sobre sí misma para reflexionar sobre ese ello profundo y misterioso que contiene la semilla de nuestra grandeza y también de nuestra ruindad.  Donde se esconden  al acecho las pasiones más bajas y también las nobles, como diría el gran Platón, aquellas  que nos hacen seres irracionales y las que nos llevan traspasar los límites de lo que somos y nos convierten  en el Animal Divino del que habla nuestro insigne filósofo del Materialismo Crítico Gustavo Bueno. No vivimos siendo, sino queriendo ser, vivimos siempre en camino hacia una meta  idealizada,  en camino de algo que se desea.

Por si hubiera entre nosotros alguien que no conoce a Jesús Cánovas, diré brevemente que tiene publicados 12 libros, 7 de poesía: A la Desnuda Vida Creciente de la Nada, del que tiene dos ediciones en Betania, Madrid, en el 1989 y en 1991 una segunda edición; Kirye Eleison, en Madrid Betania en el 1994; Estridularia, Murcia, Mirtya, 1999; La Luz Herida, Lorca, (Murcia) Espartaria 1999; Fanal de la Aventura, Águilas (Murcia) Hipocampo, 2000; Trasluminaciones y presencias, Murcia, Editora Regional, 2005; y, Otra vez la Luz, palomas, La sierpe y el Laúd (Colección Acanto), Cieza (Murcia) 2015; tiene publicados cinco libros de narrativa: Dulcísimas hebras de oro, (relatos), Murcia, Ediciones Tres Fronteras 2009; El Quinto Camino (Novela), Murcia Ediciones Tres Fronteras, 2016; Aires del Sur(primera tanda), (relatos), Murcia, Diego Marín Librero-Editor, 2017; Aires del Sur (segunda tanda) , (relatos), Murcia, Diego Marín Librero-Editor, 2017; y  Aires del Sur (tercera tanda) el libro que estamos presentando, publicado en Murcia, Diego Marín Librero-Editor, 2018. De las Revistas y Antologías que son muy numerosas no voy a decir nada.



Jesús con esta forma suya tan personal de escritura es capaz de aunar en un mismo párrafo, “nombres en “ico” y después transcribir un latinismo alquimista …su humor nace del aliento popular de la región, sus personajes son propiamente berlanguianos autóctonos, pícaros rurales y astutos lenguaraces”, a decir del crítico literario Antonio Ortega, al que le agradecemos su certera glosa.


Las peripecias vividas por estas gentes que desconocen sus límites y  se mueven escindidos, sufrientes y patéticos por los aledaños del esperpento, representan comportamientos arquetípicos surgidos del análisis filosófico-psicológico de las características humanas.








Aires del Sur (tercera tanda), está compuesto por cuatro relatos, “De Amicitia”, “Vida”, “Una experiencia paranormal”, y finalmente: “Diálogo hacia el final de la filosofía”.

De los cuatro libros o tandas, que componen la saga de Aires del Sur, ésta tercera entrega podemos decir  que es la que más se deleita en los abismos psicológicos de los personajes, algunos de los cuales rayan en la locura y el delirio, siendo muchos de ellos transversales en toda la saga de relatos: Grulí Mochuelar o Miguel Cagarrutio entre otros; así como los temas: La vida, la amistad,  sentido religioso, el hombre y la muerte. Todos ellos son temas de los que si realmente hiciéramos una profunda reflexión, seguramente nuestra vida sería quizá más feliz o simplemente distinta. La felicidad no está en las cosas sino en nosotros mismos en dialéctica con lo ilimitado, precisamente por nuestras limitaciones.

En estos relatos se entremezcla el análisis psicológico con la ironía de las situaciones cotidianas, haciendo que desde lo trágico surja la sonrisa profunda, sino la carcajada de nuestra propia pateticidad. Somos seres patéticos  y endiosados que nos sentimos libres cuando hacemos alguna maldad. En la naturaleza somos un forúnculo, y dentro la especie nuestro individualismo nos lleva a la propia extinción. Como individuos somos tan poca cosa frente a la naturaleza que estamos abocados a la tribu o sociedad como quieran llamarla. Pero eso sí, una tribu con identidad. La identidad es lo que nos hace únicos e importantes. Da mucho prestigio inventarse una identidad y pertenecer a ella; ya sea un grupo de senderismo, o literario, o una sociedad secreta, a voces claro, porque si no sabe nadie que pertenecemos a ella no tiene ninguna gracia.

El primer  relato, “De Amicitia”  habla de la amistad como necesidad humana. El protagonista que curiosamente se llama como el autor, hace un certero análisis fenomenológico del poeta “mediocre” representado como el Gnomo Sodomita, también conocido como el Detritus, al que hay que sumarle el arquetípico Trepario Retrepa o El poeta señorito, enfocándolos  desde el mundo literario. Rescata en este relato a Leopoldo, el amigo, el poeta, al que honran con el alboroque, práctica tradicional de este nuestro sureste cuando un amigo muere. 

Destacando  de esta forma la buena poesía de la mediocridad poética donde encontramos personajes tipo, como Miguel Cagarrutio, Excrementinis o Sarasates cualquiera entre otros no menos sarcásticos.

Las reflexiones del protagonista se suceden al hilo  de una cena típica de verano con amigos, bajo un hermoso cielo nocturno y la luna en su plenitud circundante. Describe con maestría y detalle un entorno bellísimo  cercano a  Cabo de Palos,  del que relata las peculiaridades  de sus montes y colinas, se recrea en la flora  y en los detalles mínimos de tal forma que el lector puede ubicarse con total precisión y gozar del lugar idílico.

Esta cena  nos recuerda  las comidas y cenas a las que Sócrates asistía como invitado de anfitriones  insignes y prestigiosos. En las cuales se discutían las cuestiones y temas candentes de la sociedad de aquella época, y, todo hay que decirlo, no se diferenciaban mucho de la temática de nuestra actualidad. La tertulia de la cena invita al lector a participar en la conversación; el lector se siente  como un contertulio más que tiene algo que decir en la sobremesa.

––¿Qué piensas de la amistad?
––¿Escribimos para ser reconocidos Jesús? ¿Por qué escribes?
––¿Cómo sería nuestra vida sin amigos? ¿Distingues entre amigos y conocidos?










––En el relato titulado “Vida” (Dedicado por cierto a una persona muy querida para ambos). El loco  pretende ser Dios.
––¿Qué piensas sobre la muerte?
––¿Es posible volver de la muerte?
––¿Por qué ese empeño a partir de Nietzsche en matar a Dios ?



“Una experiencia paranormal”,  es una hipérbole que se repite, leo literalmente:

 “Se suceden los días idénticos, uno detrás de otro; siempre idénticos. Aparece el valor rutinario de todo, el sentido fatuo de lo cotidiano, el desplazarse de acontecimientos y cosas para siempre decir lo mismo, para no decir nada… Me pesa esta rutina silenciosa, este túnel por el que he entrado y del que no vislumbro ninguna salida; todo es oscuridad aquí, muerte.”
Otro párrafo:

“Me levanto con Platón y me acuesto con Platón; Platón, Platón, Platón... Hay que repetirlo para que no se olvide, repetir a Platón, Platón, Platón... para que se fije en la memoria,… Mis clases consisten en la repetición de la muerte.
He vendido mi alma por unas pocas monedas, para, invariablemente, encontrar finalmente la melancolía… para darme de bruces con este ánimo sosegado desde el que contemplo el tránsito de las sombras, esas sombras que transitan por el mundo; mundo que es el conjunto de todas las sombras en tránsito, las sombras, las sombras que me hacen inmune y me insensibilizan al dolor”…

Experiencia paranormal es un  relato delicioso y clarificante que al hilo cartesiano de una clase de filosofía, sui generis (como suelen ser estas clases)  el profesor nos va  introduciendo en mundos posibles y nos relata las aventuras vividas junto al Pater Augustus, entre ellas una experiencia paranormal. Además constata cómo los mundos virtuales que están tan de moda en la actualidad  hace ya unos 2500 años Aristóteles  tenía una idea muy clara de ellos, de la “virtualidad”.
Si tenemos profesores entre el público enseguida reconocerán las características y vicisitudes de una clase.


––¿Sólo existe lo que vemos, tocamos y contamos? ¿Existen ad intra o ad extra nuestra realidades distintas?
––¿Acláranos una de las ideas que bullen en este diálogo, la educación actual nos convierte en sombras? ¿En seres oscuros? ¿en copias?









Esperpéntico y terrible el Diálogo hacia el final de la filosofía.  Este relato transcurre en una biblioteca infernal. Es un relato reflexivo a la par que delirante, leo literalmente:

Contemplo mi reflejo en uno de los grandes ventanales que dan a la noche. Un individuo de mediana edad, enfundado en una bata de cachemir, calza pantuflas azules de talón bajo; se halla sentado en un sillón barroco, de caoba y tafetán negro, estilo Luis XVI. Me mira estúpidamente. Su cara es vulgar, demacrada, encubierta por una barba poco cuidada que comienza a canear; como rasgo sobresaliente cabe señalar las dos bolsas que hay bajo sus pequeños ojos grises, ya que denotan una posible afición al alcohol. Ese individuo es chato, como si un puñetazo le hubiera hundido la nariz. Continuamente ha buscado enfrentarse consigo mismo, pero siempre ha terminado derrotado en el intento. ¿Cómo no podría dejar de serlo? Ha reducido y eliminado al máximo los estímulos externos que le distraen con el fin de ganar la transparencia de su ser, pero ha pagado un precio en exceso alto por tener una mente ágil y clara; un precio que no desea a las buenas gentes que se dejan llevar por comportamientos meramente mecánicos. Al contrastarse tan solo con las mínimas eventualidades que se pueden necesitar para la vida, con una reducción drástica de apremios, ha sondeado su propio abismo. Y ha sentido vértigo.

¿Por qué será que mienten los espejos?, se pregunta ese hombre extraño. Sus tersas láminas de cristal bajo el azogue no tienen fondo; únicamente son superficies pulimentadas que devuelven las imágenes, rotas, desfiguradas: fragmentos rotos de una identidad rota. Fragmentos… fragmentos… trozos de lo que ha sido o de lo que es, trozos en los cuales él apenas si se recuerda. Trozos rotos de sí que le llegan a la memoria, que reconoce y sospecha tienen algún significado, algo, trozos rotos que pululan y giran. Sabe que estos trozos también ansían, ellos como él, como él que no es sino fragmento, trozo o trazo de un enigmático e inmenso puzzle que enlaza todo lo que existe, no desaparecer, no anegarse, definitivos, en la nada”.


Aires del Sur (tercera tanda), tiene un magnífica portada conceptual que simboliza la biblioteca infernal, de ahí su color rojo fuego y el personaje frente a frente en un diálogo maldito. Enhorabuena a sus autores Daniel Plana y Antonio Campuzano por captar de una forma tan artística la esencia del relato.


Últimas preguntas:

––¿La locura es patrimonio de unos pocos afortunados o está en  la mayoría de las mentes?
––¿Hay algún loco que sea consciente de su locura?  Porque, ni locos ni cuerdos admiten serlo. ¿Dónde está la línea que los separa? ¿Quién tiene autoridad para señalar al loco del que no lo es? ¿Debemos fiarnos de los psicólos en este tema de la locura?
––¿Estaremos locos todos?
––¿La envidia, el odio, el resentimiento… nos pueden llevar a la locura?

Resta dar las gracias a los asistentes a Diego Marín, y al autor de Aires del Sur Jesús Cánovas que han hecho posible entre todos este acto.







Me resta pedir perdón a los que estuvieron y no están en las fotos, tema este ajeno a mi voluntad.


PUNTOS DE VENTA DE LAS DIVERSAS TANDAS AIRES DEL SUR:

EN MURCIA

 Las cuatro librerías de DIEGO MARÍN en Murcia:
                                   EXPO-LIBRO, Merced, 25, Murcia
                                   GONZÁLEZ PALENCIA, Merced, 25, Murcia
                                   ANTAÑO LIBROS, Puente Nuevo, 9, Murcia
                                   CENTRO DEL LIBRO EL TIRO,
Junto al Campus Universitario de Espinardo. Polígono El Tiro (parcela 78)

También se puede pedir por Internet a la Librería Diego Marín:

Libros de Jesús Cánovas Martínez (Catálogo Diego Marín)

           
Librería RAMÓN JIMÉNEZ, Salzillo, s/n, Soportales de la Catedral, Murcia.
            
EN CARTAGENA:

Librería LA MONTAÑA MÁGICA, Pintor Balaca, 34, Cartagena (Murcia)
            
EN ÁGUILAS:

Librería MANUEL GRIS, Conde de Aranda, 6, Águilas (Murcia).

EN LOS BELONES (CARTAGENA-LA MANGA):

Papelería YOYES

Si alguien desea algún ejemplar de AIRES DEL SUR de  cualquiera de estas tandas, firmado y dedicado, siempre puede ponerse en contacto conmigo, por chat o whatsapp, o en E-mail: mochuelagul@gmail.com





Ad astra per aspera.






domingo, 20 de mayo de 2018

TRES TANDAS DE AIRES DEL SUR



TRES TANDAS DE AIRES DEL SUR

JESÚS CÁNOVAS MARTÍNEZ

Diego Marín Librero-Editor.


Y ya por la TERCERA:

Son cuatro relatos agridulces o tragicómicos los que componen esta Tercera Tanda de Aires del Sur, en los cuales, al igual que en los de las tandas anteriores, se conjunta lo trivial con lo extraordinario, la ironía con la seriedad, el juego literario con una amenazante alteridad… Irrumpen, al lado de los ya transversales, Grulí Mochuelar o Miguel Cagarrutio, nuevos actores decididamente desestructurados que, si no se desvían hacia lo esperpéntico, resbalan de forma inexorable por los territorios de la locura.
«Un conjunto de cuentos que sorprende por su desenfado, desinhibición y amenidad, a pesar de que muchos de estos textos descubren complicidades y aficiones muy arraigadas en su insólito autor, catedrático de Filosofía, pensador libre y sobre todo escrutador del alma humana mucho más allá, si necesario fuere, de los límites habituales de la razón más objetiva, y que roza el esoterismo y las experiencias paranormales, aunque sin pasarse un punto de lo aceptablemente habitual» (Francisco Javier Díez de Revenga).
«La riqueza del vocabulario empleado, la introspección, la crítica vitriólica, pero sobre todo esa elevación de la realidad a categoría de Literatura, todo ello reporta que Aires del Sur, en sus sucesivas tandas, sea un libro que recomiendo leer pues no va a dejar al lector indiferente… Personajes extraños, crepusculares, deambulan por una realidad casi mágica donde el paisaje, el duro paisaje surestino de ramblas, montes pelados, pozos en los que puede aparecer cualquier presencia turbadora, constituye un escenario casi onírico que los arropa o desnuda…» (Ana María Alcaraz Roca).
«Otro tema que aparece en los relatos de Aires del Sur es el esoterismo, la brujería, las condiciones o condicionantes de la Astrología, campo donde afloran personajes extraños, entre la línea que separa lo natural y lo paranormal, o como refiere el autor con su constante ironía, “para anormales”… Aires del Sur supone una visión de la cotidianeidad, agudizada por la ironía a la vez que por la trascendencia…» (Francisca Martínez Merinos).
«De los cuatro libros o tandas que componen la saga de Aires del Sur, esta tercera entrega es la que más se deleita en los abismos psicológicos de los personajes, algunos de los cuales rayan en la locura y el delirio. El autor, desde una fenomenología de las situaciones cotidianas, apertrechado de la ironía a la que ya nos tiene acostumbrados, hace que aflore una sonrisa profunda sino la carcajada, al mostrar sin ningún tipo de ambages o cortapisas nuestra propia pateticidad» (Magdalena Cánovas Martínez).


 Puntos de venta de las TRES TANDAS DE AIRES DEL SUR:
           
EN MURCIA

 Las cuatro librerías de DIEGO MARÍN en Murcia:
                                   EXPO-LIBRO, Merced, 25, Murcia
                                   GONZÁLEZ PALENCIA, Merced, 25, Murcia
                                   ANTAÑO LIBROS, Puente Nuevo, 9, Murcia
                                   CENTRO DEL LIBRO EL TIRO,
Junto al Campus Universitario de Espinardo. Polígono El Tiro (parcela 78)

También se puede pedir por Internet a la Librería Diego Marín:

Libros de Jesús Cánovas Martínez (Catálogo Diego Marín)

           
Librería RAMÓN JIMÉNEZ, Salzillo, s/n, Soportales de la Catedral, Murcia.
            
EN CARTAGENA:

LA MONTAÑA MÁGICA, Pintor Balaca, 34, Cartagena (Murcia)
            
EN ÁGUILAS:

Librería MANUEL GRIS, Conde de Aranda, 6, Águilas (Murcia).

EN LOS BELONES (CARTAGENA):

Librería YOYES.

Si alguien desea algún ejemplar de AIRES DEL SUR de  cualquiera de estas tandas, firmado y dedicado, siempre puede ponerse en contacto conmigo, por chat o whatsapp, o en E-mail: mochuelagul@gmail.com


Ad astra per aspera.

miércoles, 9 de mayo de 2018

PARA LEER GILIPOLLECES, ABRIR EL PERÍÓDICO...


PARA LEER GILIPOLLECES, ABRIR EL PERIÓDICO…


De verdad que sí, no hace falta irse muy lejos. Puede ocurrir en la casa de uno, en el bar o en la cafetería de la esquina. Las gilipolleces saltan a los ojos. Basta con abrir el periódico, como hago yo cuando me tomo el segundo café mañanero. Lo hago para espabilar, y lo consigo. 
Junto a la taza humeante y aromática, abro las páginas de un periódico local, y después de leer el horóscopo, comienzo a hojearlo. Doy un sorbo a mi café, y paso páginas. Y encuentro noticias frescas, como esta: “La marea verde con todos los colores del arco iris”. Paso más páginas y hallo otra: “Estrella de levante presenta su nueva cerveza con limones de la huerta de Santomera”. Oye, tenían que ser de Santomera, y supongo que aplaudieron en la presentación. Empieza la cosa a ponerse heavy, y yo a despegar el sopor: “La Base aérea de Alcantarilla intentará batir el récord nacional de caída libre.” ¡Joder con la Base, quién lo iba a decir! Aunque, después pienso, que quizá no haya intencionalidad por parte de la base en batir ningún record, y menos de caída libre, pues el de Cristina Cifuentes ha sido muy difícil no solo de mejorar sino de igualar. Insuperable. De libro Guinness. Pero no, discurro en mi coleto, no se trata de la Base. Se trata de la creatividad del redactor que ha arriesgado una potente metonimia. Y, para riesgos, otra figura literaria. Un oxímoron, eso creo: “La ciencia se acerca a los… de tal localidad (omito el gentilicio por pudor) en los bares”. ¡Genial! 
El ánimo con que me he levantado, un poco tristón, parece que definitivamente se disuelve. Se aclara, y me aclaro. Otra, esta imputable a una genial ocurrencia, no del redactor, sino del individuo objeto de la noticia: “Detenido por subirse a un tejado y lanzar tejas a la gente.” ¡Facundo, cómo está el mundo! Y es que hay gilipollas a mansalva. Abundan. Incluso entre los ladrones: “Ahuyentan a un ladrón en un Burger King de Murcia al grito de “¡Policia!”
Todo esto en el mismo día, y porque no me he detenido lo suficiente. No me he esmerado. Y mejor así. Porque de lo contrario debería calibrar en su justa medida noticias como esta: “Sufre daño neurológico al operarse de juanetes”. 
¡Cuánta enjundia! Y más que no digo. ¿Seremos objeto los ciudadanos de a pie de algún secreto plan de ingeniería social? En fin, que soy muy ignorante. Pero mucho. No sé ponderar los adelantos de la ciencia y, en especial, de la medicina. Ni tampoco la complejidad del ser humano. Pero, aun con lo leído, ahora que bien lo pienso, no espabilo. Leo, leo, y cuanto más leo, más tonto me queo. Y es que para leer gilipolleces, basta con abrir el periódico.


Jesús Cánovas Martínez
Todos los derechos reservados©
Ad astra per aspera.



domingo, 29 de abril de 2018

EL AMIGO DEL SEÑOR


EL AMIGO DEL SEÑOR
(Aproximación a la espiritualidad de San Lázaro)
EMILIO SAURA GÓMEZ
Prólogo de CARLOS AMIGO
Edita Parroquia de San Lázaro Obispo, Alhama de Murcia




Recuerdo oír decir a su autor, cuando El amigo del Señor se presentó en la iglesia de San Lázaro de Alhama (Murcia), que era el libro que más trabajo le había costado escribir. Curiosa afirmación si ponderamos que Emilio Saura se ha internado por los territorios de la teología y la filosofía, amén de los del esoterismo, la cábala y la astrología principalmente. ¿Por qué, entonces el aserto? La verdad es que he retenido la frase, pero no los motivos que le llevaron a emitirla, por lo que, ahora que escribo estas breves líneas sobre El amigo del Señor, tengo que reinventarlos de alguna manera. Se me ocurre decir al respecto que, a la par de la escasez de fuentes sobre la figura de san Lázaro, quizá a Emilio Saura se le haya hecho difícil conciliar el rigor con la amenidad. Y, en efecto, en El amigo del Señor aparece una indagación acerca de la esencia humana, su estructura o composición; también, al hilo de la reflexión sobre la vida y la muerte, se plantea el tema de la resurrección, eje de la creencia cristiana, cuyo paradigma, a parte de la misma resurrección de Cristo, ya se prefigura en la de Lázaro. A estos temas, fundamentales en sí mismos, se añade una consideración sobre la amistad, sobre la amistad de Dios con el hombre, pues Lázaro no es sino el exponente del “nosotros” o del conjunto de la humanidad. Dios asumió la naturaleza humana para convertir al hombre en su amigo, en “su igual”, y que de este modo pudiera ser divinizado. Y no otra cosa significa, tanto en su acepción hebrea como latina, el nombre de Lázaro: El Ayudado (El´Asar, de donde procede Eleazarus y, por aféresis, Lazarus), rescatado de la muerte para reencontrar la vida.


¿Qué sabemos de san Lázaro? Sabemos de él que era muy rico y que tenía dos hermanas, Marta y María. También sabemos que Jesús por lo menos se hospedó tres veces en su casa camino de Jerusalén. Sabemos que era amigo del Señor, que murió y que el Señor lo volvió a la vida; así, uno de los episodios más impresionantes de los Evangelios que no aluden a la misma pasión y resurrección de Cristo, se encuentra en el relato que Juan hace de su resurrección. Pero poco más conocemos de esta figura que no resbale hacia el territorio de la leyenda o la especulación. La leyenda dorada refiere que una vez se desencadenó la primera persecución de los judíos contra los cristianos, y tras la muerte de san Esteban, cuatro años después de la Ascensión del Señor, Lázaro tuvo que huir de Judea y vino a arribar a Marsella, ciudad de la que fue el primer obispo, hasta que fue martirizado. La tradición oriental, sin embargo, lo hace recalar en la isla de Chipre, donde fue ordenado por san Pedro como primer obispo de Lárnaka. Sea como fuere, su vida queda referida de un modo especial a la segunda memoria, esa que, frente a la primera, retiene lo que verdaderamente importa.
Ateniéndonos al relato evangélico, la resurrección de Lázaro no es la primera que realiza el Señor. Cuando Juan El Bautista manda a sus emisarios para preguntarle si Él es el que ha de venir, la respuesta que obtiene es la que ya anunciaba Isaías (Isaías 35, 5-6 y 61, 1): los ciegos ven, los cojos andan, los muertos resucitan, los demonios son expulsados, los enfermos son curados... De forma concreta los evangelios relatan la resurrección de la hija de Jairo (Mateo, 9; Marcos, 5, 21-43) y la del hijo de la viuda de Naín (Lucas, 16, 19-31). ¿Cómo opera Jesús? Primero reclama fe en Él; luego, con el don de su palabra, llama a la vida a aquel que sueña el sueño de la muerte; cuando este regresa, los presentes quedan sobrecogidos.
La hija de Jairo, jefe de sinagoga, acaba de fallecer, pero Jesús le dice que no tema y que solamente tenga fe. Se llega dónde está la niña, echa a las plañideras después de decirles que no está muerta sino que duerme (algo que le vale unas sonrisas), la toma de la mano y con el poder de su palabra la despierta: Talita qumi, “Lévantate, niña, yo te lo pido”. Aquellos en los que había despertado una sonrisa quedan asombrados.
El relato de la resurrección del hijo de la viuda de Naín únicamente se encuentra en el evangelio de San Lucas (Lucas 7, 11-17). Jesús entra en esa ciudad y ve salir el cortejo fúnebre. Se interesa por el muerto y siente lástima de la viuda que ha perdido a su único hijo; tras conmoverse, toca el féretro y resucita al difunto: “¡Escúchame, tú, muchacho, levántate!”. Y el muchacho se levanta ante los presentes estupefactos. En este segundo caso la muerte ha sido más feraz, más invasora: la hija de Jairo acababa de fallecer; el muchacho llevaba un tiempo muerto, horas, tal vez algún día. Si en el primer caso se podría albergar la sospecha de que la niña no estuviera muerta del todo, resultaría más difícil mantenerla cuando a alguien lo llevan a enterrar. Pero casos hay, por lo que aún sería admisible la duda.

En tercer lugar se halla la resurrección de Lázaro, con quien el Señor mantenía una relación de amistad (Juan, 11). Cuando Jesús recibe la noticia de la muerte de su amigo, se queda en Galilea, y solo cuatro días después del fallecimiento aparecerá por Betania, para que, según sus palabras, se muestre la gloria de Dios y Él mismo, Jesús, sea glorificado. Las palabras del Señor son taxativas y no dejan lugar a la duda de que va a realizar un prodigio definitivo. ¿Definitivo en cuanto a qué? En cuanto que mostrará el poder que tiene para otorgar la vida. Si solo Dios puede dar la vida, la vida dada por Jesús a Lázaro, confirma a Jesús como Dios.
 El esquema es el mismo que en las resurrecciones anteriores. Jesús recaba la fe de Marta, quien acude a su encuentro; luego la de María, cuando al conocer que Él está allí, sale, por su parte, a recibirlo. Jesús ha llegado tarde a propósito, y esto mismo es lo que le reprochan las dos hermanas sucesivamente: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11, 21 y 32). Pero Jesús las conmina a que tengan fe en Él; así le dice a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?” (Juan, 11, 25-26). Conmovido enormemente, Jesús llega al sepulcro y, pese a la advertencia de Marta e, incluso, a su incredulidad (“Ya hiede”, dice Marta en un momento), pide que se retire la piedra de la entrada, y llamándolo por su nombre grita a Lázaro: “¡Lázaro, sal fuera!”. Y Lázaro sale liado en vendas. Los presentes, una vez más, quedan sobrecogidos.
Estas tres resurrecciones, por decirlo de algún modo, siguen una gradación, en orden a la cual se acrecienta la radicalidad del prodigio, pues el poder que ejerce la muerte sobre el cuerpo que Jesús va a resucitar es cada vez mayor. Sin embargo, en la resurrección de Lázaro la gloria de Dios queda definitivamente manifiesta. Resulta imposible creer que un cuerpo en el cual se han desatado los procesos de descomposición, aún posea algún hálito por el que pueda volver a la vida. La resurrección de Lázaro es radical; nadie, después de estar cuatro días muerto, ha regresado. En la tradición hebrea durante los siguientes tres días a partir del fallecimiento, el cadáver será visitado sucesivamente (un ángel cada hora), por los setenta y dos ángeles de la Cábala, siendo el último de ellos Azrael, el ángel de la muerte, quien prende el alma del difunto entre sus labios y la lleva a juicio. Pasados estos tres días, y tras la visita de Azrael, la muerte del cuerpo se considera definitiva. Pero Cristo se ha encarnado, entre otras razones no menores, para destruir la muerte. A Lázaro no le pide, como en el caso de la hija de Jairo o del hijo de la viuda, que se levante, sino que salga fuera. A Lázaro, propiamente, Jesús lo retorna desde la muerte.


La reflexión sobre la muerte implica, a su vez, una reflexión sobre la constitución del ser humano y los posibles estados de existencia en que este pueda encontrarse. Las actuales concepciones filosóficas acerca del ser humano básicamente se reducen a dos: 1) concepción monista de base materialista (aunque también existe el monismo espiritualista, tipo Berkeley o tipo gnóstico, tal y como refiere el Kybalión, a los cuales se podrían añadir otros); 2) concepción dualista que mantiene la existencia de dos instancias claramente diferenciadas: alma y cuerpo.
La concepción monista de base materialista reduce el ser humano a pura fisicidad, siendo los fenómenos psíquicos y de conciencia meros epifenómenos de la materia. Para esta concepción los pensamientos, los actos de voluntad, la misma apercepción que tenemos de nosotros mismos, la experiencia de la libertad, por nombrar algunos fenómenos, se producirían por las sinapsis entre las neuronas. El ser humano de este modo vendría a ser un ente explicable, tanto en su dimensión física como psíquica, por acciones y reacciones puramente mecánicas de corte electroquímico. Huelga decir que este reduccionismo no termina de explicar fehacientemente cómo fenómenos tan complejos como los nombrados se pueden producir mediante el mero intercambio electromagnético entre neuronas; problema al que habría que añadir el desconocimiento acerca de eso que denominamos materia, su falta de definición, y consecuentemente, de comprensión.
La postura dualista, al mantener dos instancias claramente diferenciadas, alma/ cuerpo, o, si queremos, mente/cerebro, parecería en principio que resolvería los problemas apuntados más arriba; no resulta así. Es cierto que esta concepción sería proclive a mantener la pervivencia del alma una vez muerto el cuerpo, pero aún quedaría pendiente el problema de la interactuación entre ambas instancias.
Adoptemos la postura monista o dualista, difícil será dar resolución a la problemática apuntada: si el cerebro segrega pensamientos, consciencia, apercepción, etc., al igual que el estómago segrega jugos gástricos, o, por el contrario, si el cerebro es un filtro que, a la vez que permite manifestarse al alma, la limita. Instalados en la ignorancia, más rica que las anteriores a la hora de facilitar explicaciones acerca de los estados de existencia del ser humano resulta la concepción tripartita, tal y como mantiene la Tradición y el texto bíblico se hace eco. En este sentido Emilio Saura precisa la distinción tradicional entre pneuma, espíritu, psijé, alma, y soma, cuerpo, en correspondencia con la de la Thorah, que distingue entre ruaj, espíritu, nephesh, alma o principio vital, y bashar, carne o propiamente cuerpo, precisando que “el alma (nephesh) de la carne (bashar) está en la sangre” (esta consideración de la sangre como vehículo del soplo vital nos llevaría por territorios muy interesantes pero que no corresponden al objeto del libro, y, por lo tanto, de la reseña; sin embargo, no puedo sustraerme a apuntar dos de ellos: 1) el hecho de que Cristo pierda en la cruz la totalidad de su sangre lleva a pensar que, en su resurrección, es el espíritu el que vivifica directamente al cuerpo convirtiéndolo, de este modo, en glorioso; 2) se abre una consideración a lo que podríamos denominar mística de la sangre, o, en su reverso, de la magia roja). Invito al lector a que guiado de la mano del autor del libro entre en estas reflexiones. Emilio Saura realiza una adaptación sintética del impresionante acervo a que remite el tema señalado sin menoscabo de su complejidad y profundidad para que un público amplio pueda acercarse al mismo.


Lázaro era amigo del Señor, y el Señor lo resucita. En realidad, no será el primero en estar con Él en el Paraíso, privilegio que le corresponde a san Dimas; razón por la cual los estados post-mortem resultan más misteriosos. ¿Qué le ocurrió a Lázaro en esos cuatro días que estuvo muerto? ¿Perdió la consciencia? ¿Tuvo una experiencia análoga a la que describen los relatos de frontera? ¿Bajó al Sheol puesto que el Paraíso todavía se encontraba cerrado? ¿Vio algo, pero deliberadamente calló al respecto por algún tipo de razón?
A veces se confunden los dos Lázaros que aparecen en los Evangelios: el de Betania, hombre material y espiritualmente rico, del que hemos hablado, con aquel otro que aparece en el evangelio de san Lucas (Lucas 16, 19-31), hombre espiritualmente rico pero materialmente pobrísimo. No cabe lugar a la confusión, pero aun así este segundo Lázaro, tal y como resalta Emilio Saura, vuelve a remitir a la condición de Ayudado, por un lado (de este modo leproserías, orfanatos o, simplemente, hospitales, adquirirán el nombre de lazaretos), y por otro, a la consideración de la muerte y los estados de existencia post-mortem.
La lectura de El amigo del Señor de Emilio Saura supone un antes y un después acerca de las concepciones que podamos tener en referencia a la vida y la muerte, ya que ponderan la religiosidad —la relación de Dios con el hombre— desde el punto de vista de la profundidad. Muy recomendable, por tanto, detenerse en sus páginas, a las que invito.


                                               Todos los derechos reservados.
                                               Jesús Cánovas Martínez©
                                               Ad astra per aspera.