RELACIONES
IMPOSIBLES
PEDRO
DIEGO GIL LÓPEZ
MURCIALIBRO
Leer Relaciones
Imposibles de Pedro Diego Gil López ha sido un auténtico disfrute, tanto
por su estilo narrativo como por el tema que aborda. Con una prosa segura,
firme, vigorosa, medida y trabajada, en el mejor de los sentidos, el autor
encara, con una gran profundidad de la mirada, el tema del amor. Y, al hilo,
nos propone el tema del sentido. ¿Qué sentido podría tener una vida si es ajena
al amor? Ahora bien, para abordar este tema, Pedro Diego hace una pirueta y los
personajes que nos propondrá, aquellos en los cuales brotará el amor del
certero pero ciego dardo del travieso Cupido, compondrán parejas radicalmente
disímiles por lo que sus relaciones rayarán lo imposible. ¿Lo imposible? Quizá
no, porque el amor allana caminos y hace converger lo imposible.
Son ocho narraciones diferentes, anunciadas
con las mayúsculas de las letras del abecedario. El amor puede surgir entre una
mujer policía y un conocido delincuente. También puede que surja entre un
sacerdote y una prostituta. O, ¿por qué no?, entre la cajera de un supermercado
y un pedigüeño que proviene del África negra y apenas conoce unas palabras del
idioma del país inhóspito que le ha acogido. No se rizaría ningún rizo si
pudiera aflorar entre las gentes del circo, pero sí lo sería si surgiera entre
una mujer enana y el Adonis que ejerce de trapecista. ¿Y si nos encontráramos
que florece entre una mujer solitaria y de fuerte carácter que realiza trabajos
tradicionalmente masculinos como pilotar el tractor con el que araña la tierra
y el capataz, dado a ensueños eróticos, encargado de supervisar su trabajo? Una
mujer dura, exquisita y de feminidad cortante como un cuchillo, ¿se podría
enamorar de un bala que después de estudiar Derecho a lo único que ha llegado
es a repartidor de pizzas? Un policía en el escenario de un reciente crimen, ¿a
raíz de una uña pintada de color rosa del dedo gordo de un pie podrá sumar
indicios hasta descubrir una sorprendente y aterradora realidad que involucra a
su mujer y a él? La última historia se desarrolla en la cafetería de un
supermercado de los extrarradios de una ciudad, y lo interesante de ella no es
solo la relación que se establece entre una camarera, mujer derrotada por la
vida (y hasta se podría decir chuleada),
con el compañero que en secreto está enamorado de ella, sino también el hecho
de que las siete parejas disímiles que el autor nos ha presentado anteriormente
quedan convocadas en su pequeña trama, ajenas todas a la orquestación que el autor
está realizando. ¿Son títeres del destino? ¿Sus vidas se acomodan a un fatum que no pueden evitar? ¿Hasta qué
punto son libres para elegir el amor o la soledad? Las preguntas se amontonan
en la mente del lector, pero mientras esto sucede los personajes cobran vida y
el lector mismo tiene la impresión de que es uno más, hasta el punto de que
puede interactuar con ellos, preguntarles, entablar conversación si fuera el
caso para que estos le abran su intimidad. Cogiendo la alegoría del circo y
pensando en una de las historias más conmovedoras, la de la enana y el
trapecista, es la última pirueta con que el autor sorprende al lector. Pedro
Diego ha utilizado este poliédrico recurso para indagar en el amor y en el
concomitante sentido que con su vivencia puede adquirir la existencia humana.
Las historias quedan hiladas con unas
reflexiones al inicio de ellas. Reflexiones que son tan interesantes como
necesarias porque revelan los propósitos del autor a la hora de escribirlas y
conducirlas hacia un final feliz o trágico. Cualquiera de ellas supone una
indagación en la naturaleza humana, y muestran todas lo frágiles que somos y
que tras una capa de aparente indiferencia o sobriedad habita en nosotros la
pasión, la inclinación al sexo y la renuncia a la soledad por la búsqueda del
amor. Un amor que cimbrea en el interior de cualquier personaje, pronto a
saltar como tigre agazapado. Un amor humano, tremendamente humano, que surge
como una extraña y exótica flor entre lo inverosímil de unas vidas que poco
tienen en común y busca trascenderlas.
No
importa qué personas son las que están predestinadas a amarse. No hay ningún
estudio previo de matching
genético. Es como si existiera una gran bóveda dentro de un enorme recinto,
donde reina una gran oscuridad; un edificio insospechadamente grande que
alberga en lo más alto de su construcción millones y millones de bombillas,
todas apagadas, cada una representando a una persona, que gracias a un
desconocido interruptor hace posible que solo dos de ellas se enciendan,
nos dice Pedro Diego al inicio de una de
estas historias. Y es así, ¿por qué surge el amor entre dos seres? No lo
sabemos, aunque pueden confluir varios factores, el más elemental quizá sea el
instinto, la atracción física, el deseo carnal:
Luchamos
con todas nuestras fuerzas, desesperados por darnos un gozo continuo, algo que
iba a ser definitivo, que nos iba a unir para siempre como si dos animales de
la misma especie se hubieran encontrado en medio del desierto, después de vagar
en solitario mucho tiempo en celo, el uno sin ser capaz de encontrar un macho y
el otro sin haber podido jamás encontrar una hembra.
Pero hay otros: la curiosidad, la lástima, la
benevolencia, el afán protector, la soledad excesiva, un choque de frescura…
Difícil enumerarlos todos, pues cada persona es diferente y vive en
circunstancias diferentes. Lo cierto es que según el autor el amor no es un experimento, la atracción no es una prueba física ni
el magnetismo entre dos personas es un desafío. El amor es el sentido de la
vida, la certeza de las certezas y el porqué de vivir. Antes del amor está el
vacío, la nada, la incertidumbre.
Los escenarios que enmarcan las historias
varían desde un tórrido verano a un inclemente invierno, desde el asfalto de la
ciudad hasta una campiña no necesariamente bucólica; los caracteres de los
enamorados entrechocan, y lo que vivían y creían que era el sentido de sus vidas,
si es que lo tenían, se les ha venido abajo. Nada perdura en su ilusión, todo
se desvanece como un sueño, tan solo el amor es permanente o su recuerdo. Así
toma también cuerpo el amor que se vivió o que podría haber sido si no lo
hubiera truncado la muerte, porque la muerte tristemente también entra en el
juego que Pedro Diego Gil López nos propone, como la misma esperanza; una
ventana abierta a cualquier posibilidad.
Relaciones imposibles de Pedro Diego Gil
López supone en última instancia un tratado del amor y suministra los ejemplos
oportunos.
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Jesús
Cánovas Martínez
Filósofo
y poeta.
Ad astra per aspera.