LA GRANJA DE LAURITA
Y
LA CHARCA DE LA GRANJA DE LAURITA
MARÍA MAGDALENA CÁNOVAS
Diego Marín editor, Murcia, 2017
Mª
Magdalena Cánovas, mi hermana, nos regala dos libros en uno: La granja de Laurita y La charca de la granja, los dos primeros
de una trilogía, pues en una futura entrega se les añadirá Las fábulas de la granja de Laurita.
Tengo
para mí que escribir para niños es un don, porque, cuando escribimos para
ellos, los adultos nos volvemos niños también, y, al recuperar ese niño interior
—que no es otro sino el padre del adulto que somos—, recuperamos con él la
inocencia y la belleza del mundo, lo prístino y radiante. Nada es imposible, pues
no existen entonces los límites que constriñen nuestras vidas. La imaginación
vuela y conforma una maravilla donde
todo es nuevo y, por descontado, verdadero.
Magdalena
se ha hecho niña de repente y ha escrito estos dos bellos poemarios dedicados a
Laurita, su nieta.
Laurita es una preciosa niña de ojos azules que
tiene por particularidad un inmenso amor a la naturaleza; por eso mismo,
Laurita es el paradigma de todo niño que siente este mismo amor. Así, son ecológicos los poemas que componen estos
libros, inmensos como la misma naturaleza, sencillos a la vez que profundos
porque hablan al corazón.
La Granja, como posteriormente la Charca, muestran universos dinámicos. Conforme
nos vamos adentrando por sus vericuetos, vamos viendo cómo la vida se agita y
cómo múltiples animalitos —grandes o pequeños— despliegan su sencilla belleza.
Poco a poco se nos descubren fascinantes hábitats, dos ecosistemas vivos donde
nada ni nadie es prescindible.
Los animalitos hablan entre sí, y nos
hablan, y entre ellos se establecen complejas relaciones de emoción y afecto. Viven en
feliz armonía, y cada cual cumple con la función a la que la naturaleza lo ha
predestinado. De esta forma, tan natural como sencilla, sus humildes vidas nos
acercarán la ternura; esa ternura, universal y básica, que habita el corazón de
todo niño.
La lectura
de La granja de Laurita y La charca de la granja hará disfrutar a
niños y a adultos que siguen siendo niños, porque se es niño a los seis, ocho,
diez o doce años, pero lo cierto es que la edad no es condición privativa para
mantenerse en dicho estado. Al indudable valor didáctico de los libros se les
añade la gracia de la emoción y una muy especial fuerza visual, coronados con
unas bellas ilustraciones realizadas por Amelia Alberola Planelles y por la
misma autora de los libros.
Todos
los derechos reservados.
Jesús
Cánovas Martínez©
Ad astra per aspera
No hay comentarios:
Publicar un comentario