La CONEXIÓN ITALIANA
JUAN
FRANCISCO DÍAZ NAVARRO
MALBEC
Una preciosa localidad del sudeste en el
litoral murciano, marco para la trama: Águilas. Un asesinato a resolver, la
muerte del dueño de una pizzería con claros signos de haber sido torturado. El pasado
turbio de unos italianos arribados a la ciudad, gentes que quizá escondan algún
tipo de secreto que no quieran hacer público y, por supuesto, no sean quienes
dicen que son. Unos personajes inquietantes recién aparecidos por la localidad
y, Sergio y sus compañeros, los policías locales de Águilas, que velan por la
convivencia codo con codo con la Guardia Civil.
Quien escribe La conexión italiana, Juan Francisco Díaz Navarro, conoce de
primera mano los entresijos policiales, el mundo del crimen y las investigaciones
llevadas a cabo para esclarecer los delitos, no en balde lleva veinte años en
el Cuerpo de Policía, y tal eventualidad se nota a la hora de dotar de
verosimilitud al thriller policíaco que nos presenta en la novela. Desde el
inicio envolverá al lector una atmósfera de misterio a la vez que cotidiana:
cotidiana, porque la acción se desarrolla en el micromundo de la ciudad de
Águilas, donde los personajes que integran la novela son conocidos y mantienen
unas firmes relaciones familiares y de amistad con sus conciudadanos; de misterio,
porque algo foráneo irrumpe, de forma tan repentina como salvaje, en la plácida
convivencia de estas personas, hasta el punto de que, tras el asesinato de
Federico Gentile el pizzero (o, mejor, cabría decir de Francesco
Martelli), se desvela el pasado
inquietante de unos personajes sobre los que, en principio, no cabría ningún
tipo de sospecha.
La Policía comienza sus indagaciones y
paulatinamente irá descubriendo el doble rostro de unas personas que se supone
participaron en el gran robo de uno de los bancos importantes de Italia en la
ciudad de Livorno. No solo se llevaron un montón de billetes, sino que
sustrajeron algo más: unos papeles que podrían comprometer seriamente a varias
familias de la mafia. Por su seguridad, la Cosa Nostra necesita dichos papeles;
arrasará con vidas y lo que haga falta para conseguirlos y, por descontado, no
estará dispuesta a perdonar, incluso con el paso de los años, a quienes se los
llevaron.
La novela pivota entorno a Sergio Navarro, el
policía local que tuvo una infancia, por así decirlo, entre dos mundos: el
mundo del orden y el de la delincuencia. En este sentido resaltaré la
importancia de un personaje secundario muy interesante que vela por la
seguridad del policía. Me refiero a Trinidad, la guapísima gitana que asume el
liderazgo de la mafia aguileña y, por ende, levantina, tras la detención del
Lucio, un traficante de droga. Trinidad fue el primer amor de Sergio, pero ya
se sabe, el primer amor nunca desaparece… quien es capaz de ordenar la
ejecución de un hombre, también es capaz de velar por su hombre. Lo curioso es que Sergio seguirá enamorado de ella como
al principio, lo que vivamente contrasta con su amor por Raquel, ahora
concejala del Ayuntamiento de Águilas, quien, a pesar de haber dejado la
relación, aún le hace cosquillas en el pecho. Otro personaje interesante es
Toño Morales, más que compañero, amigo de Sergio, quien sin dudarlo pondrá en
juego su carrera y hasta su vida por cubrirle las espaldas. Toño (entre otras
razones porque es mayorcito) ha corrido unos cuantos kilómetros; tras la
separación de su mujer anda algo despendolado, pero guarda en sus adentros la
fascinación por su amor platónico, Sonia Ricci, la despampanante rubia platino
(antigua actriz, ahora escritora afincada en Águilas), por cuyo amor, tenerla
cerca, admirarla, llegó a participar como extra en algún spaghetti western.
Juan Francisco Díaz irá tensando la acción de La conexión italiana (y,
consiguientemente, la emoción suscitada en el lector) hasta el punto de que
esta se acelerará conforme transcurran las páginas, llegando a un clímax en los
capítulos finales. Diálogos fulminantes, interrogatorios precisos, tensiones
que involucran a los mismos integrantes del Cuerpo, y acción, mucha acción,
asaltarán al lector como cambios de plano o vueltas de tuerca que volverán más
atractiva su lectura.
La
conexión italiana
no es la primera novela de Juan Francisco Díaz, pues con anterioridad ha
publicado La muerte visita Águilas en
la misma editorial, Malbec. Le deseo un futuro plagado de éxitos literarios a
este joven autor, pues al conocimiento de los temas que trata, suma una
habilidad literaria especial, una prosa rápida y eléctrica que enseguida
cautiva al lector.
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Jesús
Cánovas Martínez
Ad astra per aspera.
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